sábado, 28 de junio de 2014


ANALISIS DEL CUENTO ALGUIEN DESORDENA ESTAS ROSAS  Gabriel García Márquez

 

El comienzo de la historia narrada está marcada por un suceso trágico:   el fallecimiento del niño (personaje testigo). El tópico de la presencia de un muerto va a ser una de las obsesiones de García Márquez, como se puede ver en muchos de sus cuentos, incluso los que integran el volumen Ojos de perro azul.   Algunos tratan de manera directa el tema del muerto vivo o habitante de un submundo que vuelve a aparecer, como el fantasma de un niño muerto encargado de desordenar las rosas de una vendedora de flores con el fin de llevarlas a su propia tumba. Es un cuento de culto funerario

 La historia está narrada en retrospectiva, pero hay una selecciona del espectro del niño, que elige qué relatarnos del pasado y del presente abstracto, sin descuidar a su antigua compañera de juegos, la que constituye el personaje protagónico y a quién está vinculado espiritualmente.

El cuento tendía como tema principal la intervención de lo mágico en lo real;  la fuerza del espíritu más allá de la muerte, ese poder de trascendencia del alma incluso después de la inexistencia física. También se observan una serie de subtemas como: el recuerdo, la soledad, la impotencia al tratar de alcanzar constantemente las rosas, la religión que se evidencia con el altar para sus santos, la inseguridad y el deseo.

El conflicto que mueve la trama es la muerte del niño, que a la vez se convierte en un conflicto interno de este personaje principal. El fallecimiento será el punto de partida con el que el personaje protagónico (la muchacha) y el otro personaje principal se apartan físicamente, aunque el segundo sigue manteniendo una conexión mística. Existen también otros conflictos como: la presencia de la mujer, que no le permite al fantasma alcanzar las rosas para realizar su voluntad:

[…] desde hace tres o cuatro domingos estoy tratando de llegar hasta las rosas, pero ella ha permanecido vigilante frente al altar; vigilando las rosas con una sobresaltada diligencia […]

El cuento desde el principio nos muestra un carácter oscuro, en el se aprecia un argumento interesante: tras la caída de una escalera, un niño que ha sido acompañado por una pequeña de cinco años a coger nidos en un establo, muere instantáneamente, en una lluviosa tarde de agosto. Luego del terrible accidente, la familia decide abandonar la casa, todos, menos el fantasma del muchacho y sólo veinte años más tarde la niña, transformada ahora en una muchacha, regresa otra vez. Transcurren entonces otros veinte años, y la mujer, que se dedica a cultivar rosas, se convierte en guardiana celosa de la habitación donde tiene un altar para los santos, les coloca flores y cree inseguramente que alguien "el viento" se las desordena.  El narrador es una voz, una instancia que nos guía y narra la secuencia de acciones. Es muy importante como emisor, pues será el personaje a través del cual el autor implícito nos contará la historia.

El relato nos revela un narrador personaje con un grado de conocimiento equisciente, que sin poder ingresar en la conciencia del personaje protagónico, funciona en su narrar como un verdadero testigo de los sucesos. A este tipo de narrador se le conoce como testigo directo y posee a su vez un nivel de saber limitado:

[…] Dio varias vueltas por el cuarto con el ramo de rosas antes de abandonarlo en el altar. Luego salió al pasadizo, viró adentro y se dirigió a la pieza vecina. Yo sabía que estaba buscando la lámpara. Y después cuando volvió […]y la vi en la claridad[…]

Es una voz que por momentos narra en primera persona aunque posiblemente la mayor parte del relato adopte la tercera persona gramatical, ya que los hechos involucran a otros (hechos a los que él asiste como simple testigo). Aunque narre en tercera persona, no se debe confundir con el narrador omnisciente, pues este desconoce numerosas cosas sobre el resto de los personajes.

La presencia de varios narradores implica, al mismo tiempo, la existencia simultánea de otras tantas voces, visiones y narratarios ( el narratario es el receptor, el interlocutor del narrador).

Todo lo que piensa, recuerda y quiere el fantasma del niño, debido a su condición y a que nos narra desde un espacio distinto al real, solo puede ser captado por él mismo.

[...] dejé de moverme en la habitación, después de haber fracasado en mi primer intento de llegar al altar para coger las rosas más encendidas y frescas. Tal vez hoy hubiera podido hacerlo [...]  El pronombre indefinido ¨alguien¨ que aparece al final del relato y en el título, confirma la afirmación anterior.

Si de Focalización hablamos, decimos que esta palabra es sinónimo de visión y nos indica el punto de vista a través de la cual se presenta la historia en el texto. Es la elección de una perspectiva, o varias, desde la que se aborda el conjunto de la historia.  En este caso, se ha elegido focalizar desde la perspectiva de un personaje, y por lo tanto, es interna fija (perspectiva de un solo personaje) donde el narrador cuenta y sabe tanto como el personaje.

 Tendremos acceso, de esta forma, al mundo interior del mismo y a lo que éste pueda llegar a conocer acerca de lo que ocurre en torno suyo, pero nunca a los pensamientos de los demás personajes.

 Los personajes

Sabemos que el personaje es la fuerza motriz en la ficción que se define como un actante.

El texto narrativo tiene solo dos dentro de la ficción: el muchacho que no sobrevive al desplome del cual es víctima y la pequeña que compartió con este su efímera infancia. El primero es un personaje testigo (simplemente ve y cuenta la acción del protagonista) y constituye simultáneamente el narrador del relato (narrador personaje). Nos cuenta una historia, el relato de su muerte, que es sobre todo el testimonio de la vida de la niña (la cual fundamenta su compañía, y sentido de existencia), ambas historias se funden en una. La mujer, por otra parte es el personaje protagonista, aunque ambos también pueden considerarse personajes principales – incluyendo al espectro -, porque los dos cumplen funciones decisivas en el desenvolvimiento de la acción, cambian sus estados de ánimo y aún en su personalidad.

La mujer constituye un personaje dinámico pues su carácter va evolucionando, moldeándose con el paso del tiempo y a través de la trama, mientras que el muerto se muestra como un personaje estático; esta categoría engloba un modelo psicológico en este caso, el personaje estático atraviesa experiencias, pero sus cambios no borran o corrigen la decisión con que ha sido trazado.

La niña que más tarde se transformará en adulta, se desarrolla, y es por eso,  un personaje redondo,  característica que es propia de los principales o del protagonista, los cuales sufren cambios y son más ricos en su elaboración. El espíritu evidencia un personaje plano, no cambia a lo largo de la acción.

Se debe destacar que aunque es un niño el que fallece, sus intervenciones como personaje que cuenta son maduras en cuanto a la expresión. Narra como un hombre, con mayor solidez e intención en sus palabras.

El personaje que representa al espíritu se muestra así mismo mediante el método directo del pensamiento, pero a su vez utiliza un segundo método indirecto para dirigirse, también mediante el pensamiento, a la protagonista. Señala de ella sus características físicas, se mueve en el tiempo y el espacio contándonos el pasado de la misma.

[…]No parecía entonces la mujer que desde hace veinte años cultiva rosas en el huerto, sino la niña que desde aquella tarde de agosto trajeron a la pieza vecina […] que regresaba ahora con una lámpara, gorda y envejecida cuarenta años después […]

Podemos conocerla además porque se nos revelan sus características en el texto a través de sus acciones.

Marco

En el caso específico del tiempo en la narración: no se respeta la linealidad temporal. El cuento no sigue un esquema ordenado como el argumento narrativo. El tiempo de la trama (relato) no coincide con el tiempo de la historia,   debido a que el narrador se dedica desde el presente a contar todo lo referido a la niñez, su muerte y el pasado de la protagonista, además de que se apoya para esto en la técnica de la corriente de conciencia la cual no respeta orden cronológico.

Márquez hace uso de la mezcla de narraciones (anterior, simultánea y ulterior) o narración intercalada, para tornar más atractiva la historia.

[…]Iré hasta la colina, las pondré sobre el túmulo y regresaré a mi silla […]

En el ejemplo antepuesto se recrea la narración anterior. Se utiliza el tiempo futuro para contar las acciones antes de que sucedan. Este texto se caracteriza por el discurso predictivo, de carácter profético, se anticipan los sucesos.

[…] pienso llevar un ramo […] a mi tumba. Rosas rojas y blancas de las que ella cultiva para hacer altares y coronas […]

Este ejemplo sin embargo aborda la narración simultánea a través del presente del indicativo (tiempo del narrador y tiempo de lo narrado se confunden). Se narra lo que va ocurriendo a medida que ocurre. Así le confiere inmediatez al relato.

[…]Ella volvió muchos años después […]el olor a almizcle del cuarto se había confundido con el olor del polvo[…]

El tiempo narrativo (dinámica dentro de la narración) es rápido, fluido. Las técnicas de desarrollo presentes tales como el uso de digresiones del narrador y descripciones, son tan sutiles, que en el caso de las segundas cuando se crea una breve pintura de la colina donde entierran a los muertos, apenas logramos percibirla; lo mismo sucede al mencionar algunas características de la mujer, por lo que la pausa en el tiempo es muy corta.

También se presencian saltos temporales que reflejan un tiempo que pasa en la historia, pero que no se cuenta. Estas producen lagunas temporales de conocimiento en el lector y dan sensación de ritmo dinámico en la narración.  Incluso el lector puede percibir el paso del tiempo aunque no se indique expresamente.


En el caso del aspecto espacial. Los personajes se desarrollan en algún lugar, el autor implícito no detalla el nombre del pueblo (espacio innominado) y además no se puede precisar si se encuentra habitado. Tampoco se define las características del sitio pero sabemos que tiene una colina casi sin árboles por lo que se puede afirmar la presencia de un espacio rural. Los espacios referenciales o físicos de modo general, son escasos: el pueblo, la colina, la casa, la habitación, la tumba, el establo, el huerto. Estos espacios garantizan la verosimilitud del texto.

La tumba ratifica la presencia de un espacio cerrado al igual que las habitaciones y la casa. Para el fantasma estos espacios referenciales simbolizan una especie de falta de libertad que se marca, en el caso de los segundos, reiteradamente con la puerta (espacio de transición), la cual le sirve de frontera entre la habitación y el exterior de la casa. A su vez los lugares mencionados constituyen con excepción de la tumba, que connota también un espacio oscuro, espacios interiores ya que son el escenario donde se produce la narración.

La colina es el cementerio del lugar, por lo cual es un espacio desierto pero es al mismo tiempo abierto y exterior, su llegada a este lugar con las rosas para adornar su túmulo, constituye el mayor deseo del fantasma. Se debe señalar además que el narrador personaje aunque observa todos los acontecimientos y siempre está cercano a la protagonista, se desarrolla en un espacio abstracto, totalmente distinto del real aunque paralelo. Este espacio le sirve para percibir todo lo que narra; a veces parece que lo atraviesa para alcanzar su objetivo y hasta se esconde innecesariamente de la mujer, pero lo verídico es que su mundo fantasioso es la barrera que oculta su presencia y la delimita de lo vivo.

En cuanto a la distancia que mantiene el narrador respecto a los hechos narrados podemos decir que se encuentra en un lugar diferente pero cercano. Esto se evidencia con la presencia del adverbio de lugar ¨aquí¨ y conociendo además que es un narrador personaje y testigo directo de lo que cuenta. Siempre su posición será cercana a la mujer.

Técnicas Narrativas

El cuento presenta una serie de técnicas que comprueban aún en un texto tan corto la grandeza del autor colombiano como son las mudas espaciales de narrador, de realidad, y de tiempo. Se utilizan además la analepsis y el monólogo interior.

El autor desde el comienzo de la historia nos revela la presencia de lo fantástico a través de un cambio de realidad. Pasa de esta manera a un plano puramente imaginario, un territorio espiritual, inasible, desde el cual nos cuenta lo que sucede en el plano real. Se vale de un fantasma para mostrarnos la ficción donde la protagonista desconoce por completo lo que sucede, y le atribuye la culpa del desorden de las rosas al viento. Sabemos que es un muerto el personaje que narra ya que él mismo pretende llevar flores a su lápida.

La analepsis o flash back por su lado es la anacronía consistente en un salto hacia el pasado en el tiempo de la historia, siempre en relación a la línea temporal básica del discurso marcada por el relato primario.

 En el relato,  abundan las retrospectivas, elemento al cual recurre el autor implícito para visualizar a través del narrador los recuerdos de su vida al igual que la de la protagonista. El narrador toma como punto de partida su presente incierto para ofrecernos, mediante reminiscencias, el pasado compartido con el personaje principal.

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