jueves, 22 de mayo de 2014

domingo, 18 de mayo de 2014

Introduccion al Lazarillo de Tormes

http://www.slideshare.net/pedrojesus1963/lazarillo-de-tormes-16405993#

y

chimichurris1ba.files.wordpress.com/2010/03/el-lazarillo-de-tormes.ppt
     


Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
resuelve mi alma de encina.(...)

¿Quién salvará a este chiquillo
menor que un grano de avena?
¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?

MIGUEL HERNÁNDEZ






viernes, 16 de mayo de 2014

Lázaro de Tormes-Episodio de la longaniza


Las moiras


EL HILO DE LA VIDA. DIOSAS TEJEDORAS EN LA MITOLOGÍA GRIEGA

Olaya Fernández Guerrero
Universidad Nacional de Educación a Distancia (La Rioja)

 

Los mitos –y en particular los mitos griegos– son respuestas a las cuestiones que han inquietado desde siempre a los humanos;  hablan de nuestros modos de ser y percibir la realidad.   Los mitos son tópicos, lugares comunes del pensamiento en los que se hacen patentes arquetipos, símbolos y núcleos significativos que proporcionan claves muy valiosas para comprender mejor lo humano.

Desde la perspectiva del tiempo, la existencia humana se caracteriza por dos notas fundamentales: la sujeción al dinamismo y al cambio irreversible (somos seres en devenir), y la precariedad originaria que se deriva de nuestra condición de seres finitos (somos seres mortales). Para una aproximación a esa temporalidad es crucial la noción de ‘recorrido’, referida a ese intervalo entre el nacimiento y la muerte que es el tiempo de la vida concreta por el que nos deslizamos sin saber de cuánto tiempo disponemos pero con la certeza de que ese tiempo es limitado.

En la mitología griega, esta dimensión lineal e irreversible de cada vida humana en concreto está simbolizada por las tres Moiras, también denominadas Parcas en la tradición romana, que aluden al tiempo acotado y finito propio de los humanos y que se contraponen a Cronos, dios que encarna el tiempo cíclico de la naturaleza por el que se rige el orden cósmico.

Según la primera versión del mito recogida por Hesíodo en su Teogonía - Trabajos y días. Escudo. Fragmentos. Certamen.  Madrid, Gredos, 1978, p. 80 -,  las Moiras son hijas de la Noche, y las define como ‘vengadoras implacables’:   Cloto,  Láquesis y  Átropo.  En otro pasaje posterior de la misma obra, el autor incurre en una contradicción al afirmar que Zeus se unió a Temis y que fue ésta quien parió a las Moiras.

Estas hermanas son tres hilanderas que se encargan de trazar la urdimbre de la existencia humana. Cada vida en particular es representada por una hebra de lino que sale de la rueca de Cloto, es medida por la vara de Láquesis y sufre el corte de las tijeras de Átropo cuando llega la hora de la muerte. Estas hilanderas trabajan en la oscuridad y ocultas a las miradas ajenas, en un espacio inaccesible a los humanos, en ese no-lugar y no-tiempo propios de los mitos. Precisamente esa ubicación en el abismo del no-tiempo −ese tiempo ontológicamente anterior al tiempo– posibilita que las Moiras tengan entre sus manos, literalmente, el poder de decidir sobre el tiempo humano y de acotar cada existencia individual. Asimismo, este mito refleja que el trabajo típicamente femenino de tejer, y el poder que se deriva de esa labor, permanece condenado a la invisibilidad, es una tarea realizada ocultamente: las Moiras, en tanto que hijas de la Noche, permanecen recluidas en el ámbito invisible al que pertenece todo aquello que no tiene reconocimiento en el orden masculino, que es ilegítimo y clandestino porque forma parte de una genealogía exclusivamente femenina.

En diversos relatos de la mitología se establece un estrecho vínculo entre figuras femeninas y labores de tejido e hilado, o de manejo de los hilos en general (y manejar los hilos… ¿no es acaso metáfora de poder?).  Además,  de ser labores típicamente femeninas, tejer e hilar son metáforas del devenir del tiempo, del desarrollo de acontecimientos. Esa interpretación del hilo en clave de temporalidad se verá de modo claro en el análisis de las Moiras, las tres hilanderas mitológicas encargadas de urdir los destinos humanos.

Átropo es la más menuda de tamaño,  pero a la vez la más terrible y la que genera más angustia, pues representa la cancelación definitiva del fluir del hilo de la vida.

A cambio de ese poder sobre las vidas humanas, las Moiras pagan un alto precio: ellas están obligadas a tejer los hilos de los destinos de otros pero nunca tejerán el suyo propio, y aquí reside su drama: no son ni podrán ser nunca hacedoras de su propio destino. Este mito indica de modo metafórico que la trama de lo cotidiano −representada por el hilo de la existencia que tejen las Moiras– que las mujeres confeccionan en el espacio doméstico (el espacio invisible por excelencia) tiene una influencia determinante sobre los seres humanos, pero la importancia de esa labor no es reconocida porque se desarrolla de modo oculto. Las Moiras nos recuerdan que el trabajo femenino, en un sentido simbólico, ha consistido tradicionalmente en entretejer las vidas y darles trabazón, garantizando con su callada y constante labor doméstica la base de bienestar material imprescindible para subsistir y sostener la vida.

El poder de las Moiras es innegable: urden los hilos por los que se rige el itinerario de la vida, todas sus acciones influyen en el orden humano ya que estas hilanderas se ocupan permanentemente de entretejer el hilo de cada existencia con los demás hilos, combinando y trenzando unos con otros, separándolos después para quizás no volver a juntarlos nunca más. Ese quehacer textil simboliza los vuelcos del destino que surgen siempre inesperadamente, y que llevan a Hesíodo a afirmar que las Moiras «conceden a los hombres mortales el ser felices y desgraciados».

Por medio de este mito el pensamiento griego toma conciencia de la precariedad humana, «sabe que su vida está ya decidida por el destino, la Moira.  ‘Moira’ en griego significa ‘parte’, es la parte que nos toca, la porción de buena y mala suerte que corresponde a cada cual y que a priori resulta desconocida.  Asimismo, hilar y tejer son metáforas del devenir temporal, y la hebra que las Moiras confeccionan para cada humano expresa la singularidad del destino individual. El hilo que constantemente va tomando forma entre las manos de las Moiras es un trasunto del fluir ininterrumpido de la vida, y cada una de las tres hilanderas míticas representa uno de los tres polos de temporalidad de la existencia humana: pasado, presente y futuro. Cloto, la que hila, es el pasado; esa hebra de nuestra existencia que se ha ido desplegando,  progresivamente y entrecruzando con otras hebras. Láquesis, la que mide el hilo o va enroscando el ovillo, es metáfora del presente: la porción de hilo que llevamos recorrida nos da la medida de lo que somos en el momento actual.

Y las posibilidades de lo que llegaremos a ser en el futuro vienen dadas por el trozo de hilo que nos resta; esa porción de hilo siempre está por tejer, y en su extremo final nos espera Átropo, que alude a la certidumbre de la propia muerte: las tijeras de esta Moira nos esperan al final del camino, y en este sentido el poder de Átropo sobre los destinos humanos es absoluto.