martes, 22 de abril de 2014

FRANCISCO PACO ESPINOLA 3° AÑO

 

 
PRÓLOGO a CUENTOS COMPLETOS
 Editorial Arca
 

1. RENOVACIÓN Y TRADICIONALISMO

 
Hacia 1920, tras la primera guerra mundial, y cuando ya el modernismo literario había agotado sus posibilidades creadoras, se inició en el Uruguay, sincrónicamente con todo el resto de América, un movimiento cultural cuyo signo saliente era la concentración sobre lo nacional, pero con un afán de innovación que obligaba a abandonar los modos ya usados para enfrentar la realidad.

Esquemáticamente, renovación y tradicionalismo son los términos, en apariencia antagónicos, en que se concentran las aspiraciones creadoras de esos años. Es la hora de la vanguardia y un reencuentro con la tierra, con un sentido y sentimiento telúrico de la vida, con los motivos tradicionales criollos:  lo nativo – el indio y el gaucho-;  el paisaje nativo de ríos, cuchillas y quebradas. 

La guitarra es el instrumento musical donde es posible hallar el mejor eco de las íntimas armonías. Se descubre el valor estético del rancho. Se buscan aquellas raíces que son capaces de crear una conciencia colectiva y nacional.

En pintura, el movimiento estético de que se trata halló su más alta expresión en la obra de Pedro Figari y José Cúneo, con sus gauchos y candombes el primero y sus lunas el segundo; en música fue canalizado, entre otros, por Eduardo Fabini y Luis Cluzeau Mortet; en poesía produce la eclosión del nativismo poético de Fernán Silva Valdés y del gauchismo cósmico de Pedro Leandro Ipuche.

En narrativa, el movimiento halla expresión a través de un conjunto amplio de autores, todos con una personalidad bien definida y diferenciada, pero que comparten es a experiencia de renovación y tradicionalismo.

 El mundo narrativo creado por Francisco Espínola (1901-1973) se inicia con un cuento titulado Visita de duelo, escrito en 1922.  Es un mundo narrativo muy intenso y complejo.

Considerada en su conjunto,  la creación narrativa de Francisco Espínola puede concebirse como formada por tres círculos concéntricos, cada uno con su motivación y temperatura propias, pero comunicados entre sí de manera que el primero se amplía en el segundo y el segundo en el tercero. El conjunto es  un todo unitario, más allá de las diferencias perceptibles.
 
2. PRIMITIVISMO CON SIGNO TRAGICO

El primero de estos tres círculos se integra con los cuentos de Raza ciega (ciega ¿porque aún se ignora a sí misma o porque representa al hombre trágico encandilado por el resplandor de una bárbara fatalidad enceguecedora?), con excepción del cuento Lo inefable, que difiere notablemente de los otros ocho, en lo que se refiere a ambiente, tema y personajes, y que según me manifestó el propio Espínola en alguna oportunidad, no estaba inicialmente destinado a formar parte del libro.

Los personajes de este primer círculo o mundo narrativo son seres rudos; por momentos, casi bárbaros, pero complejos y hondos, pues el narrador  introducir en ellos problemas de carácter ético. Espínola hace sentir que esos impulsos de carácter moral surgen del fondo del alma de sus personajes no como consecuencia de una deliberación reflexiva sino con la espontánea impetuosidad de fuerzas naturales.

Son almas primitivas,  pero de dimensión trágica porque en el fondo de esos personajes batallan fuerzas antagónicas. 

El hombre pálido, puede ejemplificar estas afirmaciones, ya que el protagonista, en efecto, vive una de esas situaciones en que el Bien y el Mal se hallan entrelazados de tal forma le hacen sentir impulsos contradictorios:  para hacer el Bien (evitar que Elvira y su madre sean asesinadas y posiblemente violada la primera), debe incurrir en el Mal, o  matar al negro que  hasta entonces ha sido su amigo y cómplice. De ahí que "El hombre pálido" sea un cuento paradigmáticamente representativo de los cuentos espinolianos de dimensión trágica.

En esta narrativa, lo trágico consiste en verse obligado a optar inexorablemente por una de dos opciones igualmente negativas y es esa la situación en que se encuentra el protagonista del cuento.  No existe una tercera posibilidad.
 
3. UN MUNDO FRONTERIZO DE SIGNO EXISTENCIAL
 
El segundo círculo está formado por "Lo inefable" (1926), "El rapto" (1926), “Los cinco" (1933), " ¡Qué lástima!" (1936), "Rancho en la noche "(1936), "Las ratas" (1936), cuentos, y la novela Sombras sobre la tierra (1933).

Los protagonistas de este segundo grupo son seres radicados en el pueblo o sus suburbios. Sicológicamente pueden ser definidos (salvo algunas pocas excepciones, como el Juan Carlos de Sombras sobre la tierra) como seres fronterizos entre el mundo de la naturaleza y el de la civilización.

Son seres contaminados —sin darle sentido peyorativo a este término-de cultura con conciencia reflexiva. Todos, en mayor o menor grado, bucean en lo hondo de sí mismos, buscándole un sentido a la vida, sin hallarlo.

Esta oscilación entre mundo real y ensoñación de un mundo mejor, genera en todos algún modo de la angustia existencial, bien visible en la novela.
 
4. LO POPULAR TRADICIONAL POETIZADO

 El tercer círculo se integra con una novela para niños, Saltoncito (Montevideo, Impresora Uruguaya S. A., 1930), dos cuentos, "El milagro del hermano Simplicio" (1933) y "Rodríguez" (1958), y la ya citada novela Don Juan, el Zorro. El rasgo fundamental que diferencia este tercer circulo de los dos anteriores se halla en que en éstos, se acentúa la perspectiva realista, mientras que en aquél, aunque sin perder contacto con la realidad, se acentúa la perspectiva desrealizadora. Tienen, además, en su mayoría, origen en motivos populares tradicionales. Por este motivo, el mundo narrativo configurado por este tercer círculo, puede caracterizarse como mundo tradicional de signo poético.

Entre esos cuatro textos hay perceptibles diferencias que provienen de la distinta densidad con que en cada uno se utiliza la materia tradicional que lo compone, de la diferente manera de tratarla y, especialmente, de la diversidad de los recursos de desrealización poetizadora empleados en su elaboración.

En cuanto a "Rodríguez", (que, a pesar de su brevedad, debe estimarse como una de las obras maestras de la narrativa uruguaya) es una sorprendente, por lo natural, alianza del mundo real y sobrenatural.

Como en algunos cuentos populares, ambos planos se fusionan sin solución de continuidad, creando un clima poético en cuya elaboración son factores esenciales el humor y la gracia.

 
 
 
 
     Aquí les dejo una adaptación en Historieta del cuento Rodríguez del escritor uruguayo Francisco Espínola, realizada por Fermín Hontou y Carlos Di Lorenzo, y publicada en abril de 1982 en la Revista El Dedo
 
 
 

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