sábado, 1 de marzo de 2014

LA OBRA LITERARIA

    La obra literaria crea un mundo. Lo hace, inicialmente y de modo muy directo,
proporcionando al lector actos de habla insuficientes e incompletos que este completa
agregando las circunstancias adecuadas. Esas “circunstancias” incluyen, por supuesto, el mundo
físico y social imaginado al que remiten las cuasi descripciones y en el interior del cual actúan los
personajes imaginados. Al invitar al lector a constituir actos de habla en consonancia con sus
oraciones, la obra literaria le está pidiendo que participe en la construcción imaginaria de un
mundo (…).
Van Dijk, T. (1999).
Pragmática de la comunicación literaria.

Madrid: Arco Libros

    Cuando lees estás dialogando con el texto; tú crees que te haces preguntas a ti mismo, pero en realidad le estás preguntando al texto qué va a pasar, por qué, cuándo, a quiénes. Estás comparando la realidad del momento en que se escribió el texto literario con tu propia realidad. En este diálogo construyes el sentido y la interpretación de la obra gracias a que en ella descubres situaciones conocidas, experiencias vividas, lugares, personas, o bien, representan situaciones que te permitirían proyectarte hacia el futuro.
     La obra literaria no tiene un sentido en sí misma sin un lector que la interprete y actualice, es decir, que se comunique con ella, porque son los lectores quienes dan vida a un texto literario. En consecuencia, autor, texto literario y lector establecen una relación interdependiente.
     En el proceso de leer, interpretas el mundo que te entrega el libro y el que habitas tú como lector. Ese compromiso exige que completes los vacíos de la obra, aquellos espacios dejados por el autor para que el lector los llene, tal como lo propuso el teórico literario Umberto Eco. La obra, a través del lenguaje, te pide que participes en la construcción imaginaria, ficticia de ese mundo.
     Si entendemos la lectura como un diálogo, el lector debe estar atento, hacer y responder preguntas antes, durante y después de la lectura; recordar experiencias propias, ir imaginando lo que va a pasar y formulando hipótesis de lectura con sus conocimientos y creencias. En definitiva, eres tú, con toda tu individualidad, quien dialoga con el texto y le da sentido.
   
      El contexto de producción de una obra literaria corresponde al conjunto de circunstancias en las que esta se inserta, o sea, su situación de enunciación, y también las condiciones sociales, políticas, económicas y
culturales que enmarcan su producción. Conocer el contexto de producción permite acercarse a las visiones de mundo y procesos históricos propios de una cultura y época específicas; es decir, acceder al mundo que la ve nacer. Al mismo tiempo, es un aporte fundamental para la interpretación que el lector o la lectora hará de la obra.

      En base a lo enunciado, es posible diseñar una Guía para el comentario de un texto literario que contemple lo enunciado hasta el momento.

GUÍA PARA EL COMENTARIO DE TEXTOS LITERARIOS

1.- Lectura y comprensión del texto: leer detenidamente varias veces el texto y buscar en el diccionario aquellas palabras que no se conozcan.

2.- Localización
2.1.-Autor: no es necesario escribir la biografía completa del autor, tan sólo hacer referencia a los datos más sobresalientes de su vida y de su obra. También destacaremos el género en el que destaca y sus temas preferidos.
2.2.- Contexto: época, tendencia o movimiento literario en el que podemos incluir a nuestro autor, describiendo sus características esenciales.
2.3.- Género (lírica, épica-narrativa, dramática, ensayo…), forma de expresión (prosa o verso, en este último caso realizar el análisis métrico) y clase de escrito (narración., descripción. exposición, argumentación, diálogo).

3.- Análisis del contenido
3.1.- Argumento: resumen del contenido principal
3.2.- Tema: se suele resumir en una breve frase (soledad, celos, miedo a la muerte, desengaño amoroso…).
3.3.- Estructura: distribución del contenido a lo largo del texto en los diferentes párrafos o estrofas.

4.- Análisis de la forma
    Tendremos que encontrar y analizar los recursos literarios que ha utilizado el autor para llegar a la expresión del contenido.

Recursos fonéticos: aliteración (reproducción de uno o varios sonidos para conseguir un efecto), onomatopeya (se pretende imitar los sonidos de la naturaleza), paronomasia (colocar próximas dos o más palabras parecidas), palindromía (frase o verso que puede leerse en ambos sentidos), similicadencia (colocar próximas palabras que tienen sonidos semejantes o terminaciones parecidas).

Recursos morfológicos: los textos descriptivos utilizarán gran cantidad de adjetivos, aportando al texto la visión subjetiva del autor y sensación de lentitud. Por el contrario, la abundancia de verbos suele transmitir actividad y el texto adquiere movilidad, rapidez. Hay que tener en cuenta también la aparición llamativa de palabras derivadas o compuestas. Algunos recursos: apócope (supresión de una o varias letras al final de la palabra: “cole” por “colegio”…), epíteto (adjetivo que, sin ser necesario, se añade al sustantivo para realzar una cualidad propia del mismo).

Recursos sintácticos: enumeración, asíndeton (ausencia de nexos), polisíndeton (repetición innecesaria de nexos), reduplicación, anáfora (repetición a principio de verso o frase), hipérbaton (cambio del orden lógico de la frase), calambur (formación de palabras con sílabas de palabras contiguas: ..plata no es).

Recursos semánticos: comparación (relaciónar dos elementos entre los que existe algún parecido), metáfora (identificación de dos elementos), sinestesia (mezcla de sensaciones), hipérbole (exageración), personificación (atribuir cualidades humanas a seres que no lo son), antítesis (expresión de palabras o ideas contrarias).

5.- Juicio crítico
En este apartado se trata de hacer balance de todas las observaciones que hemos ido anotando a lo largo del comentario y expresar de forma sincera, modesta y firme nuestra impresión personal sobre el texto:
• Resumen de los aspectos más relevantes analizados en el comentario.
• Opinión personal.


EN RESUMEN, comentar un texto consiste en relacionar de forma clara y ordenada el fondo y la forma de ese texto y descubrir lo que el autor del mismo quiso decirnos. Puede haber, por tanto, distintas explicaciones válidas de un mismo texto, dependiendo de la cultura, la sensibilidad o los intereses de los lectores que lo realizan.

Para hacerlo debidamente, te aconsejo tener en cuenta los siguientes puntos:

• Consultar previamente los datos de la historia literaria que se relacionan con el texto (época, autor, obra…)
• Evitar parafrasear el texto, es decir, repetir las mismas ideas a las que éste se refiere, pero de forma ampliada.
• Leer despacio, sin ideas prefijadas, intentando descubrir lo que el autor quiso expresar.
• Delimitar con precisión lo que el texto dice.
• Intentar descubrir cómo lo dice.
• Concebir el texto como una unidad en la que todo está relacionado; buscar todas las relaciones posibles entre el fondo y la forma del texto.
• Seguir un orden preciso en la explicación que no olvide ninguno de los aspectos esenciales.
• Expresarse con claridad, evitar los comentarios superfluos o excesivamente subjetivos.
• Ceñirse al texto: no usarlo como pretexto para referirse a otros temas ajenos a él.
• Ser sincero en el juicio crítico. No temer expresar la propia opinión sobre el texto, fundamentada en los aspectos parciales que se hayan ido descubriendo.

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